
Entre los diferentes secuaces y guardias al servicio de Jabba el Hutt, se encontraba un famoso asesino llamado Kithaba. Procedente del planeta Klatooine, eventualmente pasaría a formar parte de los esbirros del señor del crimen en Tatooine, dedicado a proteger a su amo y cumplir sus órdenes.
Sin embargo, esto no significaba necesariamente una lealtad verdadera, ya que secretamente planeaba en algún momento matar a Jabba. Después de retirarse de su labor como asesino, pensaba convertirse en un músico. Sin embargo, sus planes serían truncados con la llegada de Luke Skywalker.
En el año 4 DBY, después del intento fallido del joven Jedi de rescatar a sus compañeros, Kithaba y otros guardias los llevaron hasta el Gran Pozo de Carkoon para arrojarlos al Sarlacc. Kithaba se encontraba en el skiff que transportaba a los prisioneros, sin sospechar que estos tramaban un plan para liberarse.

La lucha se desató cuando Luke obtuvo sorpresivamente su sable. Kithaba y los otros guardias trataron de enfrentarse contra él, pero fue golpeado y lanzado al pozo. Fue atrapado por uno de los tentáculos de la criatura y arrastrado a su perdición. A pesar de sus intentos por liberarse, el Klatooinniano no tenía escapatoria y quedó así atrapado en el interior del Sarlacc, donde padecería un terrible sufrimiento.